28 mayo 2011

Tiempo de Cosecha - Una cultura que descarta




Tiempo de Cosecha

 Una cultura que descarta

 

En los veranos de los valles del norte de la Patagonia, algunas flores tardías de  primavera fructifican con una actitud diferente. Sus frutos toman formas extrañas y sólo adquieren un calibre interesante cuando nadie les presta atención. Y quedan olvidadas. Junto a otras. Junto a todas aquellas otras que intentaron ser perfectas, pero el sol o el viento patagónicos les dejaron heridas estéticamente letales.

 

En una porción de territorio norpatagónico se dispone de mil metros cúbicos por segundo de agua dulce de deshielo. Regar la tierra y obtener alimentos es posible.

Es entonces cuando toda una región se moviliza y, con una mínima parte del recurso hídrico, produce frutas a escala comercial. Entre ellas, la pera Williams logra constituirse como una variedad emblemática. La profesionalización de la actividad frutícola -homogenización mediante- consigue el mejor producto para los mercados internacionales más exigentes.

No obstante ello, en el mismo espacio físico existen otros fenómenos. La misma tierra, el mismo agua, los mismos perales, producen frutas que no cuentan, que se excluyen (o cuentan para otras cuentas). Se las excluye estando sanas, se las elimina siendo inocuas y se las rechaza teniendo condiciones óptimas para la alimentación humana. La decisión de descartar nace del peritaje estético. Las formas de estos frutos no son aceptadas dentro del perfecto mundo competitivo. Allí no se  toleran los “errores” de la naturaleza.

Son muchas las toneladas de alimento producidas con agua dulce en esta tierra fértil, como miles las toneladas que se olvidan. Y a este olvido también se suma el abandono de una cultura de trabajo, la indiferencia por el desarrollo inclusivo y la apatía ante la alarmante inequidad en la distribución de las riquezas.

Con respeto por todo aquello que desechamos y olvidamos, ofrezco estas imágenes de peras Williams de descarte, en este momento: tiempo de cosecha. Claro está que el criterio para clasificar y descalificar, es el mismo para todas las frutas.
Es probable que las personas que entienden sobre la importancia del acceso a la tierra, al agua, al financiamiento, al equipamiento agrícola, a la formación y a la información, y que valoricen el acceso a la toma de decisiones, compartan este homenaje.
En una porción de territorio norpatagónico se dispone de mil metros cúbicos por segundo de agua dulce de deshielo. Regar la tierra y obtener alimentos es posible, sin embargo exige un nuevo abordaje en las formas de producir, de comerciar y de consumir.

Arq. Mirta Eberhardt
myrsine@fibertel.com.ar